lunes, 17 de marzo de 2008

Renuncia Hugo!!!

Al mismo tiempo en que su "hada madrina" se esfumaba, en que su "varita mágica" desaparecía y en que su imagen sagrada se deterioraba, Hugo Sánchez firmaba ya la aceptación de una condena inapelable: Su renuncia de la selección mexicana de fútbol.

El tiempo se agotó sin que ninguna de sus promesas, aquellas que profesaba con bombos y platillos cuando era "el candidato" y el "bien amado" y cuando tiraba "bombas del lumbre" contra el técnico en funciones, se ha cumplido. Bajo el mando de Hugo, México renunció a participar en la Copa Confederaciones -perdió la final de la Copa Oro- y en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 -perdió la eliminatoria en la primera fase-.

Hoy, está más claro que nunca: Sánchez no es el hombre que llevará al fútbol mexicano a su añorada "tierra prometida".

Y no se trata de meter o de fallar goles. No se trata de que él no tenga la culpa de los errores de los delanteros ante Haití. No se trata de que nos guste o no nos guste su forma de peinarse u su egocéntrica forma de vivir. Se trata de jugar sin idea, de desperdiciar a un grupo de jugadores que cuentan con la experiencia y el reconocimiento internacional. Se trata de darle forma, un estilo y una ubicación al fútbol mexicano. Se trata de que no tengamos garantías. Se trata de que hemos desperdiciado las semillas de un Campeón Mundial. Se trata de que no vayamos hacia ninguna parte.

Hugo ha pagado caro sus propios errores. No ha demostrado nada -a menos que sea el video de sus goles con el Real Madrid- que infunda respeto en el vestidor. No le ha transmitido nada al jugador joven. Se ha peleado con los veteranos y cuando siente que tiene el agua hasta el cuello, busca culpables y apunta hacia a aquellos medios de comunicaciones que no tienen intereses o a lo periodistas -como dice José Ramón- no domesticados.

Y en un fútbol manejado por los intereses, en un duopolio de las televisoras, donde es relativamente fácil controlar y aligerar las críticas, Hugo supo manejar situaciones a su favor. Otras, lamentablemente para él, se le han escapado de las manos y de su obsesivo control.

Pero hay algo que es difícil de tener bajo control y esa es la opinión pública. El aficionado mexicano, ese que sufre y llora en las derrotas, ha dejado de creer en el discurso falso y muchas veces hipócrita del entrenador y le exige los resultados que tanto prometió mientras "cabalgaba cortando cabezas" por el puesto.

Hugo nos mintió a todos los mexicanos. Prometió trabajo, esfuerzo y resultados y en lugar de eso ha aprovechado su puesto para alimentar sus aspiraciones personales, para engrosar su chequera y para buscar culpables directos de su incapacidad.

En unos cuantos meses el fútbol mexicano ha perdido, sino el respeto, sí parte de aquella imagen internacional que le valió el reconocimiento en la Copa Confederaciones del 2005 y en el hecho de haber sido nominado cabeza de serie del Mundial de Alemania 2006.

El episodio que termino el domingo en Carson fue uno de los más deshonrosos en la historia del fútbol mexicano. En un nivel totalmente "Concacafquiano", donde los rivales muestran las carencias propias del área, México fue un fracaso rotundo. No hay que perderse en el espejismo de que la selección no tuvo gol ni fortuna. Ese sólo es un pretexto de pobres. México no tuvo la capacidad ni el nivel para vencer a Canadá y a Guatemala. Si no eres capaz de ofrecer un fútbol digno para esos parámetros, para qué "diablos" se puede soñar con una medalla olímpica que por cierto había prometido -o se había comprometido- Hugo en lograrla.

El técnico nacional se ha convertido en un cínico, mentiroso y sin la vergüenza necesaria para presentar su renuncia ante tal fracaso.

El panorama es totalmente incierto, pero los dueños de equipos del fútbol mexicano, que deben ver esto como algo más que un simple negocio, deben aceptar su responsabilidad para un pasatiempo que se convierte en un termómetro social del mexicano.

Hugo no nos lleva a ninguna parte y no podemos seguir soportando su mentira. Debe renunciar y debe dejar que otro u otros busquen las bases y las condiciones para un fútbol en eterno crecimiento.

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