sábado, 8 de diciembre de 2007

Fracaso amarillo

Si el América fuera una empresa que cotizara en la bolsa de valores nadie compraría acciones del club. El retorno de las inversiones es sumamente bajo (o negativo), administrativamente es muy mal manejado, y la imagen que da a los aficionados es desagradable.

El problema del América es no reconocer su esencia y trabajar en línea con lo que representa su historia. La final de la sudamericana fue un ejemplo de que para ganar en el futbol se necesita algo más que sólo talento o nombres, se necesita intensidad, querer ganar, luchar, pelear, meter la pierna duro, cometer faltas, hacerse sentir, y muchas veces jugar al filo del reglamento. El Arsenal hizo todo lo que se debe hacer y por eso ganó.

América con errores infantiles, tan triviales como dejar botar un balón de saque de meta en tres cuartos de cancha (más de una vez), o ser incapaz de defender bien la pelota parada. La defensa del América es una caricatura, es sin duda, la parte más floja del equipo.

La final la perdió el América en el estadio Azteca, más allá del arbitro, por terribles faltas de concentración para defender y definir. La historia ya estaba escrita antes del partido en Argentina.

Lo único rescatable del América este 2007 es ver la cantidad de jóvenes talentosos que están produciendo, sin embargo, nos embarga la tristeza de ver que se les bloquee su madurez con jugadores como Castroman o Rojas, que no aportan nada al futbol mexicano.

América tiene que volver a sus valores, una sólida cantera, buenos jugadores mexicanos y excelentes extranjeros que vengan a hacer historia en el equipo. El señor Azcárraga debe ponerse más duro con sus diversiones y exigir resultados, buen futbol, espectáculo para lograr que el América vuelva a ser el equipo protagonista que ha dejado de ser.

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